Entendemos la sexualidad femenina como una sexualidad que está orientada más al sentir que al hacer. Al hablar de sexualidad femenina no estamos hablando solamente de la sexualidad de las mujeres, si no de aquella sexualidad que se apoya esencialmente en las cualidades de la energía femenina que tienen que ver con la capacidad de recibir, de entregarse a lo que sucede, de sentir, de fluir, de permitir y también de tomar, atraer y magnetizar aquello que se necesita.
Venimos de vivir una sexualidad como sociedad, mayormente apoyada en las cualidades de la energía masculina, que tienen que ver con la capacidad de hacer, de ejecutar, de direccionar, de resolver, de dirigir, de accionar y de dar impulso. Una sexualidad que hemos visto mayormente en el porno y que hace además referencia a un masculino insano, ya que no está equilibrado con su parte femenina. Entendiendo que venimos de este contexto histórico, vemos la necesidad de desarrollar y cultivar una Sexualidad más femenina explorando en cada una qué supone esto, para así equilibrar el exceso de energía masculina en nuestros encuentros sexuales tanto como con nosotras mismas como con otros.